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El crowding out, otro estrangulamiento al sector privado

A lo largo de la historia del desarrollo económico los mercados financieros han desarrollado un papel fundamental, papel que cobró aún más relevancia a partir de la fuerte expansión de los mercados de bienes y servicios tras la revolución industrial y el crecimiento del comercio internacional. A tal punto esta simbiosis entre los mercados reales y los mercados financieros ha evolucionado, que hoy en día nos es imposible concebir una economía moderna sin la existencia de bancos, mercados de capitales profundos e incluso la liquidación de divisas en el comercio internacional en un mundo gobernado por el dinero fiduciario. Esta serie de funciones que poseen los mercados financieros de proveer liquidez, permitir la interconexión de los agentes que poseen saldos acreedores con aquellos que necesitan esos fondos para comenzar proyectos de inversión, la posibilidad de transformar depósitos en corto plazo en préstamos de largo plazo y otros, son tan cotidianas que sólo nos llaman la atención cuando estos mecanismos fallan.


La utilidad de los mercados financieros en general surge a la luz en los momentos de crisis económicas en las que esos mecanismos tienen falencias y se pierde su normal funcionamiento. Sin lugar a duda dentro de estas cuantiosas funciones se encuentra, como ya mencionamos, la de interconectar aquellos agentes de la economía que necesitan fondearse de liquidez para poder emprender proyectos de inversión con aquellos otros que poseen saldos acreedores y están dispuestos a prestarlos por un beneficio. En ese sentido poco ha cambiado desde la publicación de La Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones, donde Adam Smith sostenía que la base del crecimiento de la economía de un país es la inversión. Y para que esa inversión exista, es imprescindible que antes la sociedad haya ahorrado parte de esa riqueza con el fin de destinarla a tal fin, como dos caras de una misma moneda.


Sin embargo, el sector privado como un conjunto no es el único que compite por hacerse beneficiario del ahorro que una sociedad puede acumular. Ya en tiempos de Smith esto era una realidad, contexto que nuevamente se potenció en los tiempos actuales, y es que los Estados también necesitan de parte de ese ahorro para cubrir sus erogaciones. Basta con observar los actuales ratios de deuda sobre producto que mantienen la gran mayoría de países occidentales en nuestros días para comprender que los Estados son actores fundamentales en este escenario de disputa por el ahorro.


Cuando uno analiza el caso argentino encuentra que ciertamente el crédito al sector privado es prácticamente inexistente. Tomemos en cuenta, por ejemplo, la virtual imposibilidad de familia para acceder a un préstamo hipotecario para adquirir una casa o las crecientes trabas y dificultades a las que están sometidos empresarios de muy diversas escalas para conseguir financiamiento para sus empresas. Si miramos incluso los balances de las principales empresas que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) podemos encontrar el gran peso relativo que tiene la emisión de Obligaciones Negociables emitidas en moneda extranjera en el pasivo de estas firmas. Si vemos los principales destinos que tiene el crédito privado podemos ver la colocación de préstamos personales a un plazo que rara vez supera los cinco años, financiación en cuotas de compras de electrodomésticos, pagos diferidos de tarjetas de crédito y, uno de los pocos mecanismos que encontró el sector privado para poder financiarse, los cheques de pago diferido. No por nada es conocida la expresión de que Argentina es el único país del mundo donde las casas se compran al contado y la licuadora en cuotas.


Ahora bien, es válido preguntarse cuál es el factor que genera esta falta de crédito privado y la concentración del poco flujo que hay en plazos cortos. El objetivo del presente informe es analizar justamente los mecanismos económicos implicados en la imposibilidad de mantener un mercado de crédito para el sector privado con alta liquidez y profundidad en nuestro país.


Para acceder al informe hace click aquí.




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