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El desafío de negociar un consenso público - privado

Nuestra Directora de Relaciones Internacionales, Melisa Galvano Quiroga, publicó la siguiente columna en República Económica.


Consenso, significa “con-sentido”, uno de los desafíos más grande que atraviesa el mundo. La peor crisis sanitaria, económica y de liderazgo global demanda una urgente salida basada en la adaptabilidad de los tiempos y en el sentido común.


Muchos países han tomada diferentes mediadas, algunos en mejores condiciones que otros tienen mayor o menor margen de maniobra, pero todos tienen claro que la recuperación llevará mucho tiempo y esfuerzo y la única salida posible se encontrará trabajando en un mismo sentido es decir con un buen “con-senso”.


Puede haber muchos puntos de vista diferentes e incluso definiciones de cual es camino correcto, por ello se torna vital dar una respuesta multinivel a un problema que toca todas las áreas de la vida de las personas. En ese sentido, es sumamente importante el diálogo del Estado, el sector privado y los representantes de la sociedad civil. La pandemia dejo claro que más allá de los colores políticos, de los gustos y preferencias no hay una salida unilateral ni hacia dentro del Estado ni hacia el mundo, la respuesta pasa por encontrar un sentido, es decir por generar consensos.


En principio el diálogo público privado se torna esencial y el mismo debe estar cementado sobre algunos pilares básicos de entendimiento: un plan de contingencia económica y sanitaria, una estrategia y planificación económica a mediano y largo plazo en la cual el comercio exterior juega un rol fundamental y por supuesto todo ello descansar sobre reglas claras negociadas por todos los actores involucrados.


El sector privado es un pilar fundamental en la recuperación de la economía porque es una fuente de empleo, de producción, de exportaciones generando el ingreso de divisas y logrando que el circuito de la economía funcione eficientemente. El rol de las PyMES y de las grandes empresas es clave para poder generar un tejido sano sobre el cual el Estado pueda trabajar conjuntamente generando incentivos y alentando un empresariado empoderado que motorice la economía al tiempo que aliviane la carga del Estado volviéndolo más ágil y eficiente en los temas que debe estar presente que son muchos productos de la crisis sanitaria.


Esta ecuación puede parecer lógicamente viable pero muchas veces no es lógicamente aplicada, al contrario, los actores se sientan en mesas enfrentadas sin mirar que la necesidad de negociar un “sentido” donde todos ganen. Las buenas negociaciones se basan en principios de reciprocidad en el clásico “win-win” donde cada uno esta dispuesto a ceder algo en post de un acuerdo mutuamente satisfactorio. Por el contrario, la lógica de negociación se suma cero, donde lo que gana uno es proporcional a lo que pierde el otro ya no da respuesta satisfactoria a las demandas planteadas.


El debate no es quien tiene la mejor respuesta, el debate es construir la respuesta adecuada para que ganen todos los que participan en la construcción de un país. Esto se traduce en negociar el mejor camino para un Estado eficiente con políticas públicas que reduzcan la pobreza, generen empleo, alienten las inversiones y las exportaciones junto a un sector privado dinámico que implemente políticas de crecimiento y desarrollo incorporando todos los eslabones productivos desde las economías regionales hasta el comercio de servicios. Dicen que si miramos el pasado podemos aprender mucho del futuro, hoy la única salida es negociar un consenso que descanse sobre el “sentido común” entendiendo que si todos ganan, nadie pierde... ni mucho, ni poco. Nadie.

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